Londres: día 1

Supongo que el madrugón, el viaje en avión y los consiguientes en autobús y metro, mejor me los salto porque tampoco tienen mucho interés y empiezo esta crónica en el momento en el que después de dejar las maletas en el hotel, nos dispusimos a hacer nuestra primera incursión en la capital inglesa, primera de mi vida en mi caso y primera de este viaje en el caso de mi amiga.

Buscamos algo no muy lejos del hotel lo que junto con las gotas de lluvia que empezaron a caer nos llevó a pasar gran parte de esa mañana en el British Museum.

Britsh Museum

A través de las distintas salas que conforman ese gran museo viajamos por el arte egipcio, griego, romano, mesopotámico... incluso tuvimos la suerte de disfrutar de una exposición sobre arte japonés y de una sala llena de momias que como curiosidad contaré que era el lugar más transitado de todo el museo. Que morbosos somos ¿no? XDDD. 

Pintura japonesa

Anécdota del día: la muy lista de mi me dejé la cámara en la maleta así que mis primeras fotos londinenses fueron tomadas con el móvil.

Ya de vuelta a la calle y con el sol luciendo en el cielo, un vistazo a un mapa nos puso rumbo a Covent Garden con su mercado y con las primeras cabinas tuneadas que nos encontramos.

Covent Garden

Parece ser que, con motivo del Jubileo de la Reina la British Telecom ha creado ArtBox invitando a un montón de artistas a que diseñen una cabina convirtiéndola en escultura. Por lo visto, terminarán en una subasta cuya recaudación irá a parar a la fundación ChildLine.

Cabina "tuneada"

Después de comer y registrarnos en el hotel tocó ir a buscar a muestras amigas "londinenses" a la Catedral de Saint Paul. Y nosotras pensando que nos habían plantado porque allí no aparecía nadie mientras ellas observaban desde lo alto de las escaleras nuestra sesión de fotos para hacer tiempo mientras aparecían... ainssss...

Saint Paul

Ya de ahí dirigimos nuestros pasos a SouthBank atravesando el Millenium Bridge y subiendo a las cafeterías de la Galería Tate Modern desde donde se aprecian unas vistas preciosas, quizá este día un poco apagadas por los nubarrones que se cernían sobre la ciudad.

Millenium Bridge con Saint Paul al fondo

Tras visitar también alguna de las exposiciones de la Tate (ejem, creo que el arte moderno este no es pa mi...) no podíamos irnos de allí sin visitar el Globe, teatro mandado construir por Shakespeare en el siglo XVI y que tras pasar por incendios y demoliciones, en 1997 volvió a abrir sus puertas respetando la construcción antigua y a unos doscientos metros de su ubicación original.

The Shakespeare's Globe

Y estando aquí ¿dónde mejor para reposar y tomarnos una pinta que en The Anchor, el pub  donde también reposaba y bebía el propio William Shakespeare?

The Anchor