Hay programas que me dejan totalmente hipnotizada y enganchada a la televisión y no acierto a saber porqué. Desde luego no será su calidad cultural ni nada por el estilo. Y no estoy hablando de "realities" como Gran hermano o Supervivientes, que también me pasa, aunque me dejo un poquito más, si no a esos que llenan la programación de cadenas como Mtv o Divinity en los que le cambian el estilo a alguien, las novias buscan el vestido para su boda o un millonario, esposa. También los hay de padres que quieren que su hijo/a cambie de novio, de madres adolescentes o de cualquier cosa que se os ocurra. De todos estos procuro huir a golpe de mando a distancia antes de quedar prendida porque considero que puedo estar haciendo cosas más interesantes que perder el tiempo con esas historias pero últimamente hay uno del que no puedo escapar: Love it or list it, conocido aquí como Tu casa a juicio.
Esta es una serie canadiense que dedica cada capítulo a una pareja que quiere reformar su casa o en su defecto, mudarse. Y aquí es donde entran en juego sus protagonistas:
Hilary Farr es una diseñadora cuyo cometido será reformar la casa de los solicitantes con el fin de que se queden a vivir en ella, es decir, que la amen (love it). Junto a ella, un equipo de trabajadores como la diseñadora Desta o los contratistas Eddie y Fergus que llevarán a termino los cambios programados, siempre y cuando sean posibles.
David Visentin es un agente inmobiliario que se ocupará de buscarles una casa que cubra todas sus necesidades con el fin de que se muden (list it).
Cada uno tendrá que ceñirse a un presupuesto y a una lista de exigencias que deberán cumplir lo mejor que puedan con el fin de ganar el reto.
Terminada la reforma y visitadas varias casas las parejas tendrán que decidir si se quedan o se mudan ¿El premio para el ganador? El perdedor le invita a un Martini... además del honor y la honra, claro.