Aún no se ha acabado noviembre y ya nos invade el espiritu navideño ... o por lo menos, lo intenta. Las tiendas y supermercados hace días que cuentan entre sus productos con turrones, polvorones y mazapanes, las calles ya lucen el alumbrado típìco de esa época del año y la página de Freixenet ya nos ofrece el spot de este año. Y no solo eso. Entre los anuncios de la televisión ya se oye esa canción tan conocida del "vuelve, a casa vuelve, por Navidad" y un 90% son de juguetes para los niños. Ya es normal que en pleno verano se nos invite a comprar el décimo del "Gordo" pero de ahí a ver durante dos meses los nacimientos y árboles decorados hay una diferencia. A este paso acabaremos juntando las de un año con las del siguiente.
Recuerdo hace años ... bastantes años cuando estudiaba la EGB en el colegio que las Navidades comenzaban el día que nos daban las vacaciones que solía ser el 22 de diciembre aunque este día acudiamos al centro de todas maneras porque era la fiesta. Incluso llevabamos radios para poder escuchar el sorteo de la loteria ¡¡como si entendieramos algo de eso!! Después la cena de Nochebuena, las uvas en Nochevieja y a esperar ansiosamente la llegada de la noche de Reyes. De aquella no existía eso de Papa Noel o existía para una minoría. Ahora hay regalos en Navidad, regalos en Reyes ... ¡como no va a ser una época consumista! Y el día 8 de enero, otra vez a clase. Eran apenas tres semanas que, con el tiempo se han convertido en mes y medio (aunque de vacaciones se siga disfrutando de lo mismo) y no descarto que sigan aumentando. Es normal que así se pierda el espiritu navideño. Y es que cuando llega la época propiamente dicha ya estamos hartos de luces, nacimientos, villancicos y demás.
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