sábado, 17 de noviembre de 2007

El verano que estuviste en la playa ...

Ayer fui valiente, con la salvedad de que, cuando salí de mi casa no tenía ni idea de que lo iba a ser. Desde dentro de mi casa parecía un día de sol maravilloso, con el cielo totalmente azul, ni una sola nube. Decidí que no me pondría el plumi porque con ese sol que hacía ¡seguro que me asaba de calor! y me puse una chaqueta, de invierno, pero chaqueta al fin y al cabo. Me dirigí hacia el centro de mi ciudad, por una calle soleada y, dentro de lo que cabe, calentita. Hice algunos recados que tenía pendientes (comprar un regalo, pasar por la biblioteca ...) y, como aún no era muy tarde me dije: "¿Por qué no aprovecho que estoy aquí y me acerco a la playa a hacer unas fotos? Quién sabe cuando vendrá otro día de sol así" Y, aunque sé que precisamente una gran cantidad de sol no es lo mejor para hacer fotos, creo que cuando son imágenes playeras les da un gran toque veraniego que les sienta muy bien.

Y ahí comenzó mi lucha y mi valentía. Cuando di vuelta a la esquina que me llevaba directamente al paseo de la playa me tropecé con un fuerte viento, casi huracanado que por poco me hace desandar mis pasos. Pero eso no fue lo peor. Lo peor fue la temperatura que traía ese viento veloz ¡¡estaba helado!! Creí que solo me iban a quedar dos opciones: o quedarme allí convertid@ en estatua de hielo o dejarme llevar y salir volando hasta donde el aire tuviera a bien dejarme. Pero entonces miré hacia la playa y ¡estaba tan bonita! inundada de sol, con el mar en calma y la arena casi vacía de visitantes. Y ya llegados a ese punto ¡no estaba dispuest@ a irme sin mis fotos! Y las conseguí. Y también un frio que creo que aún no me ha salido del cuerpo. Pero creo que mereció la pena. Conseguí alguna imagen que me gusta mucho.
Por la tarde ya dejé mi osadía a un lado y me enfundé un plumi más apropiado a la temperatura ambiental. Compramos unas botellinas de vino pa la cena de hoy, tomamos unas de sidra y prontín pa casa que hoy es sábado. Ya estuve ojeando el plumi largo al que no le quedará más remedio que salir del armario esta noche ¡Me niego a quedar congelad@ por ahí, en cualquier esquina!
Ahora solo nos queda preguntarnos ¿Qué menú tendremos hoy para cenar? ¿Tendremos que bajar a Telepizza? ¿O nos resignaremos a llenar el estomago con el Albariño y el turrón? En unas horas resolveremos todos estos interrogantes.
Por cierto, una simple curiosidad. Las botellas que me ha tocado custodiar, no están en la nevera, ni falta que les hace. En la mesa de la terraza deben tener una temperatura más baja que si estuvieran en el frigorífico.
Ahora, a ver el partido del Sporting
Ciao