Charlie estaba emocionado. Este era su momento favorito
de los quince días que pasaba desde hace ya cuatro veranos, en el campamento
Frog’s Hunter. Haciendo honor a su nombre, esa noche se dirigirían al pantano
situado en el centro del bosque colindante a cazar ranas. Poco antes de la
medianoche se reunieron todos provistos cada uno de una linterna y un cesto.
—No os separéis y permaneced en la orilla del
pantano. No os preocupéis por perseguir a las ranas. Ellas acudirán a la luz de
vuestras linternas.
Fueron algunos de los consejos que les dieron los
monitores antes de partir. Se repartieron en cuatro grupos, uno por cada cabaña
de que constaba el campamento, con un monitor y emprendieron la marcha.
Se internaron en el bosque por un angosto sendero a
veces casi impracticable debido a la maleza que lo rodeaba. En cuanto avanzaron
unos metros empezaron a oir el croar de las ranas. A Charlie le latía el
corazón aceleradamente.
—El año pasado conseguí cazar dos— calculaba en su
mente— esta vez tengo que superarme.
Llegaron a un claro en cuyo centro se hallaba el
pantano.
—Recordad todo lo que os hemos dicho— insitieron los
monitores— Lo más importante: ¡No os separeis!
Charlie comenzó la busqueda. Se acercó a la orilla
con mucho cuidado mientras desplazaba la luz de la linterna sobre las rocas, de
un lado a otro. Fue entonces cuando la vió. Era la rana más grande que se había
encontrado nunca y del verde más brillante que podía existir. No solo eso, su
croar sonaba como una canción envolvente. Tan ensimismado estaba con su
descubrimiento que no se percató de que su grupo se había alejado. Como la rana
no se acercaba a su luz, intentó aproximarse aún más pero su pie resbaló en una
de las piedras y quedó enredado en una raiz. Gritó pidiendo ayuda pero sus compañeros
ya se encontraban lejos y no le oyeron. Charlie comenzó a sollozar.
— No llores, chiquitín— le susurró una voz
melodiosa.
—¿Quién habla?— dijo Charlie mirando a su alrededor.
Entonces la vió, allí, a su lado, sonriendo e
intentando animarle. Era la rana que había estado persiguiendo.
—No te preocupes, enseguida vendrán a buscarte.
—Pe-pe-pero… pero las ranas no hablan.
—¿Cómo que no? ¿Entonces que es esto que estoy
haciendo?
—Debo estar volviéndome loco…
—Quizá a quien le cuentes esto piense así, pero
puedes estar tranquilo—replicó la rana—Simplemente vi que me perseguías y que
por culpa de eso te diste un resbalón. Creo que me corresponde ayudarte, me
siento un poco culpable.
Charlie no recuerda cuanto tiempo habló con la rana
ni en que momento se quedó dormido… o desmayado. Solo notó, al cabo de lo que
él cree apenas unos minutos, que alguien lo agitaba y gritaba:
—Charlie, Charlie ¡¡Aquí está, le he encontrado!!
¡¡Está bien!!
Por supuesto cuando Charlie contó su aventura con la rana,
como le había ayudado dándole ánimos y acompañándole, nadie le creyó pero él
nunca olvidaría como le sonrió y guiñó uno de sus grandes y saltones ojos
cuando se lo llevaban en la camilla camino del campamento. Estaba convencido de
que una noche de estas acudiría a visitarlo, para ver si se había recuperado.
Geno Mesa
Dibujo: tomado de la red
12 gotitas:
qué bonito cuento, al final acabó bien! la rana no era rencorosa, porque a pesar de haber intentado cazarla, se preocupó por el chico, jeje. quizá era una princesa encantada. ;)
Yo creo que sí, solo que no dio tiempo al beso que al desecantara jejeje
Divertidísimo el cuento!!
Este dibujo de la rana lo tengo hasta en la sopa: camisetas, bolsas, banderas y adhesivo en la popa del barco.
Me alegro que te guste, Inma. La rana me hizo mucha gracia jejejej
Hola. un relato lleno de encanto y como a mí me gusta: con final feliz!
Si fuera la rana le diría: "ahí te pudras, niño!! A mí no me caza nadie!" :-p
JAJAJAJA!!!
A mi también me gustan los finales felices, Marta, jeje ¡Gracias!
Como rana serías bastante desagradable, Zel jajajajja
Que bonito Geno no lo recordava, me a gstado. Chema me paso este premio el mes pasado y no la habia visto, no se si tu lo tienes ya, si es a si no pasa nada, un beso guapa.
Ya he visto, creo que no, que no lo tengo. De todas maneras ¡¡gracias!!
Bonito cuento. Una rana que te habla y te ayuda... Nunca viene mal...
Besicos.
XD Estoy con Zelgadiss, yo no sería tan generosa como la rana jajaja.
¡Gracias, momentoparapensar!
O sea, que me estáis diciendo ambas que si un niño que os persigue se cae y hace daño, lo dejáis ahí tirao aún sabiendo que no os puede hacer ningún daño porque, no olvidéis, queridas amigas,que esta rana es mágica, el niño no podría hacerle nada ni en sus mejores sueños... tsk, tsk...
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