Me gusta el fútbol

Y no es algo de ahora. Tampoco voy a decir que me haya gustado toda la vida pero la mayor parte de ella sí. A poco que me conozcáis sabéis que en temas balompédicos tengo el corazón rojiblanco, rojiblanco sportinguista pero en esta ocasión vamos a dejar el blanco a un lado y quedarnos solo con el rojo, el rojo de la roja, el rojo de la selección española.

Creo que el primer recuerdo, que no quiere decir que sea el primer partido que ví, que tengo de la selección es, como me imagino para much@s, aquel partido contra Malta, sí, el de la docena. Aquello fue allá por principios de los 80, en el 83 más concretamente. Después vinieron otros igual de emocionantes aunque no tan heróicos pero con goles en el último momento cuando ya se da todo por perdido, eliminaciones injustas en otros torneos, goles en propia puerta...

En las Olimpiadas de Barcelona disfrutamos con el juego de estos muchachos que les llevó a ganar la medalla de oro.

Fueron casi los mismos que dos años después se fueron a EEUU a jugar el Mundial y chocaron en cuartos contra Italia... o chocó Tassoti contra la nariz de Luis Enrique, en un encuentro que tenían totalmente de frente y que, a partir de aquello, les dió la espalda.

Hace dos años se volvió a conseguir lo que hacía 44 que no se conseguía ¡una Eurocopa! Estos chicos prometían, son buenos jugadores y forman un equipo estupendo.

Y por si en aquel entonces no lo habían dejado claro están demostrándolo ahora haciendo lo que nunca nadie había conseguido de esta selección: llevarla a la final de un Mundial. Y también están consiguiendo que este país se vista con banderas y las luzca orgulloso. La vemos en camisetas, banderines, bufandas, colgando de las ventanas, pintadas en las caras...

Y en la delantera de este equipo, marcando goles y currándose el título de "pichichi" del Mundial, un asturiano, de Tuilla concretamente y formado en el Sporting: David Villa, el Guaje, aunque ayer fue Puyol el que de un extraordinario cabezazo coló el balón en la portería dando a la selección española el pase a la final. Alemania no lo puso nada fácil. Quizá querían vengarse por la final de la Eurocopa pero les salió el tiro por la culata.

Lo viví en una sidrería con amig@s y rodeada de gente vestida y adornada de rojo y amarillo. Animamos como si estuvieramos en el campo, celebramos el gol como si nunca hubieramos visto uno, le cantamos a Villa el "Villa maravilla" como si desde Sudáfrica nos pudiese oir y de igual modo aclamamos a Puyol después del gol. Lo que menos nos importó fue el calor que nos estaba haciendo sudar la gota gorda... ¿o sería la emoción del partido? La cuestión es que allí solo había un equipo, una afición y unos colores. A un lado quedaron los rojiblancos, merengues, blaugranas y demás. Como dijo el otro día una amiga : "esta vez remamos tod@s en el mismo barco".

Y el domingo toca Holanda.