El cuélebre

El cuélebre es otro de los personajes de la mitología asturiana compartido en esta ocasión con la cántabra, cuyo origen se remonta al pueblo celta. Se trata de un ser con forma de dragón o serpiente alada. Tiene una gran boca con dientes afilados, escupe fuego y azufre, tiene el cuerpo cubierto de escamas y de su espalda salen unas alas de murciélago. Suelen vivir en cuevas, fuentes o bosques y su misión es custodiar tesoros y personajes encantados. Emite unos silbidos muy molestos y suele alimentarse de seres humanos aunque para evitar esto se le ofrecen alimentos. Su punto débil es la garganta pues ahí no tiene escamas.

Son muchas las leyendas que rodean a este ser mitológico como aquella que habla de uno que habitaba en Oviedo tras un convento e iba devorando a los frailes hasta que el cocinero le dio de comer un bollo relleno de alfileres, que acabó con su vida.

También se cuenta que había uno en una cueva de Cudillero al que los vecinos mantenían, para que no les comiera el ganado, a base de boroña y pan de centeno al grito de :"Abre la boca, culebrón, que ahí te va el boroñón". Una vez que el cuélebre se confió le dispararon una piedra muy caliente y fue así como lo derrotaron.

La noche de San Juan es cuando el cuélebre se debilita y el momento más apropiado para atacarle.

Hace ya muchos años que Víctor Manuel, uno de los más famosos cantautores que ha parido esta tierra asturiana le dedicó una canción a este "bichejo".

Y teniendo en cuenta que había sido Zelgadiss la que en el post sobre el Nuberu me había pedido esta entrada, aprovecho para publicarla hoy y así felicitarle el cumpleaños ¡¡Omedetou, Zelgadiss!!