A Paula le encantaba visitar a su abuela. Vivía en un piso viejo, de esos con techos altos y habitaciones amplias, en el edificio más antiguo de la ciudad. Su casa estaba llena de artilugios y cachivaches que la señora había ido reuniendo a lo largo de sus casi 80 años de vida. Quizá esa fuera una de las razones por las que Paula disfrutaba tanto en ese sitio. Cada día descubría algo nuevo: un viejo reloj de bolsillo de los que ya apenas se usaban desplazados por la comodidad de los de pulsera, ropas antiguas como las que veía en las series de la tele, con las que le gustaba tanto disfrazarse, joyas, incluso juguetes de los que ya no venden en las jugueterías. Pero su descubrimiento estrella, lo que más le gustó e impactó fue aquella fotografía. En ella salía retratado un apuesto joven, en blanco y negro, vestido de uniforme. Cada día cuando llegaba a visitar a Doña María y después de saludar a esta con un beso, salía corriendo hacia aquella habitación de los recuerdos a contemplar la foto. La niña no sabía exactamente qué era lo que tanto le atraía de aquella imagen: el hecho de que no tuviera color (ella estaba acostumbrada a las fotos tan coloridas que le hacían sus padres), el uniforme del muchacho o simplemente su cara, que le inspiraba cariño.
Un día, mientras miraba atentamente la foto, su abuela entró en la habitación y Paula hizo lo que hasta ese momento, no sabía porqué, no se había atrevido. Le preguntó:
- Abuela, ¿quién es este chico?
- Este chico es tu abuelo, querida
- ¡Que va! – contestó Paula – los abuelos son personas mayores y este es un chico joven.
La abuela no pudo evitar soltar una pequeña carcajada y le contestó:
- Sí, corazón, pero los abuelos también son jóvenes en algún momento y esta foto es de cuando tu abuelo lo era.
- Háblame de él, abuelita
Y a partir de aquel día, con la fotografía en la mano, cada vez que Paula visitaba a Doña María, esta le contaba alguna historia sobre su abuelo, Don Manuel.
Han pasado más de 20 años desde aquello y Doña María ya no está entre nosotros pero Paula aún conserva esa foto, metida en el mismo marco en el que su abuela lo tenía y junto a ella, algún álbum que, con el tiempo la abuela fue sacando para ilustrar un poco mejor las historias que compartía con su nieta. Quizá esta en algún momento se decida a escribir todas esas historias para que no caigan en el olvido.
13 gotitas:
Oño, Geno, siempre me tocas la fibra.
Bssssss
Cloti
Que envidia me das.... yo sólo soy capaz de escribir la lista de la compra y gracias...
Qué bonito relato. Es curioso como los niños no reconocen que sus mayores han sido niños también. Les choca muchísimo, no lo entienden.
La cantidad de recuerdos que se encuentran contenidos en una foto, la de sensaciones que pueden despertar en una persona, verdad?
Muy guapo, Geno.
Besos.
Es que siempre vemos muy mayores a nuestros mayores. Miro las fotos de mi abuela a la que no conocí, y sigue pareciéndome mayor incluso que mi madre, aun cuando murió unos diez años más joven de los que tiene mi madre actualmente.
Gracias, Cloti!
Martmas, es todo ponerse y practicar, mujer.
Me alegro que te guste, Blas.
Pues sí, Elphaba, es que los abuelos tienen que ser mayores
Me ha gustado mucho este relato. Cuando leo estas cosas me apetece escribir. :-)
qué bonito relato, geno. los abuelos siempre cuentan historias interesantes, y más aún por el hecho de que les tocó vivir en tiempos difíciles. podría ser que el abuelo de tu relato llevara uniforme simplemente porque estuviera haciendo el servicio militar, pero también porque tuviera que alistarse. eso suponiendo que fuera un uniforme militar, que tú lo dejas a la imaginación del lector. ;) fíjate la de pensamientos que me ha traído a la mente tu relato...
besos!!
Pues nada, Zelgadiss, a escribir se ha dicho y si quieres más motivación, navega por mi blog que hay unos cuantos relatos más XDDD
Gracias, Chema. Me alegra que te haya gustado y que te haya dado que pensar XDDD Mi idea es que fuera un uniforme militar pero esa es mi idea, cada uno puede tener la que quiera, desde luego, si no, hubiese especificado, jejeje
Muy bonita Geno, yo recuerdo a el abuelo contando historia y a mi madre tanbien, que bonito es que tus mayore cuente historias vivida, a poder ser binitas y no tristes.
Bien por ti?
Me ha encantado, ay las historias de los abuelos, cuánta sabiduría y cuanta experiencia...
Me alegro que te guste, Coilet
Siempre me sorprendo del nivel que tienen las estherianas. Precioso y sensible relato.
¡Gracias, Inma!
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