Ahí estaba otra vez, como todos los
días, ese maldito coche aparcado en el paso de peatones, delante de la rampa
más cercana ¡que rabia! Probablemente a la mayoría de los ciudadanos no le
importase mucho pero para ella, que dependía de su silla de ruedas aquello
dificultaba sus desplazamientos totalmente. Pero no había nada que hacer. Don
Aurelio se creía el dueño del barrio y había convencido a todo el mundo de que
era así, por lo que hacía lo que le venía en gana sin que nadie le pusiera
impedimentos ¿De qué le servía que las calles no impusieran barreras
arquitectónicas si las imponían los ciudadanos?
Pero ella no estaba dispuesta a consentirlo. Si todas sus llamadas a la policía
para que le retiraran el coche de su paso habían sido en vano, de alguna otra
manera conseguiría mantener aquel acceso libre.
Un día le apareció el retrovisor roto, al siguiente la puerta rayada y al otro
una rueda pinchada. Así hasta que el ricachón optó por aparcar su coche en otro
lugar. Por supuesto Don Aurelio puso el grito en el cielo pero nadie le supo
dar razón de lo que había sucedido ni de quien podía ser el causante de tales
desaguisados… nadie supo o nadie quiso… De todas maneras ¿quién iba a creerse
que la pobrecita inválida que cada día pasaba por allí en su silla de ruedas
iba a ser capaz de tal vandalismo?
Texto: Geno Mesa
Imágenes: de la red
11 gotitas:
muy buen relato, geno. es verdad, hay gente muy desconsiderada aparcando. y los que se ponen en medio del paso de cebra porque así van a ganar medio segundo cuando se les ponga verde y arranquen.
vaya con la viejecita, una mujer con carácter! ;)
Nadie puede ni debe sospechar....
Besicos.
Viejecita o jovencita, Chema, quien sabe jajajajja Caminando por nuestro propio pie no se nota tanto porque más o menos nos da igual por donde bajemos de la acera pero cuando llevas una silla de ruedas o un cochecito/sillita de un bebé se nota más y son muchos l@s desconsiderad@s que aparcan sin pensar que esa rampa y ese paso están ahí para ayudar a quien verdaderamente lo necesita.
Y si sospechan, lo más seguro que hagan la vista gorda, momentoparapensar Jejejejeje
Yo creo que optaron por hacer la vista gorda, como cuando hacen un llamamiento a los posibles testigos de un accidente y nunca nadie ha visto nada.
Bueno, para la próxima ya aprenderá.
Uhhhh, como se las gastaba la mujer!!! ;-)
Hola , nos gustaria colaborar con tu Blog ! Nos das tu email ?
Gracias =)
Saludos !
Opino como tú, Gen, miraban para otro lado...
A ver, a ver si aprende, Zel, que estos que se creen lo más... (la de veces que se me ha pasado a mi por la cabeza hacer lo mismo jajajjaja)
Graias por el interes, Martina, pero ni necesito ni quiero colaboradores :-)
Genial, Geno. Si vieras como me he identificado con tu protagonista. Porque el año pasado, cuando tuve que salir un tiempo en silla de ruedas, todos los días terminaba despotricando de la mala educación de la gente. Mi marido decía que tenía muy malas pulgas, jajaja..., pero es que me ponía de los nervios. Cuando no tienes otra opción que pasar por determinado sitio y un coche no te deja, es desesperante. Así que aplaudo a esa valiente que destrozó el coche. Que pena no haber leído el relato antes, jajajaja... Besitos.
Jajajjaja, casi mejor no haberte dado ideas, a ver si nos metemos en un lio. La verdad es que es de una impotencia tremenda y da una rabia...
y la gente que sube el coche a las aceras y no sé da cuenta de que no deja paso para un carrito... esa es otra... y ni mete los retrovisores para dentro ni nada... yo un día me llevé uno por delante, qué quieres que te diga...
Oh sí, eso también Coilet ¡que rabia da! A ver por qué tengo yo que bajarme a la carretera porque un espabilad@ ocupe la acera con su coche, porque aquí en la calle de al lado ocupaban la acera que ni una persona caminando podía pasar ¡imagínate!
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