Trasgus

He llegado a la conclusión de que eso es lo que se ha instalado en mi casa desde hace una temporada: un trasgu.

Para quien no esté familiarizado con la mitología asturiana contaré que el trasgu es un pequeño duende que entra en las casas. De apariencia humana, normalmente viste de rojo, es cojo de la pierna derecha y tiene un agujero en la mano izquierda. Es muy travieso y se dedica a desordenar y esconder cosas aunque si se le trata bien, hace las tareas del hogar (pero ¿qué le habré hecho yo?).

Hace un tiempo me desapareció la funda de la cámara de fotos. Dí por hecho que se me había caído del bolso al sacarla en algún sitio o que la había dejado olvidada vete tú a saber donde. Por fortuna no había sido la cámara. Nada más lejos de la realidad. No se sabe cómo pero había ido a parar detrás del mueble de la cadena de música, aparato que apenas se usa y solo se mueve en ocasiones puntuales cuando toca limpieza a fondo.

La semana pasada fue uno de mis álbumes de fotos. He perdido toda imagen impresa del año 2007 y parte del 2008 ¿Dónde diablos (o perdón, trasgus) se habrá metido? Y no os penséis que es pequeño, no, grande y lleno de hojas a reventar. Pues por más que busco y rebusco, no aparece.

Ayer lo intentó con una camiseta y casi consigue volverme loca buscándola pero lo pillé a tiempo.

Es un tanto difícil deshacerse del trasgu y suele conseguirse encomendándole tareas imposibles como lavar una piel de oveja negra hasta volverla blanca (hmmmm...no, eso creo que no me sirve) o recoger grano esparcido por el suelo, cosa que no consigue porque se le cuela por el agujero de la mano.

Bueno, vale, reconozco que la realidad es que soy un desastre y en el orden fallo un poco... vaaaale, un bastante, pero en esta ocasión me ha servido para contaros algo de la mitología de mi tierra.