Fria como el hielo (7º XVZ)

Séptimo Extravaganzia. Las palabras de esta semana: francés, puñal y confesión.

Cruzó sus largas piernas enfundadas en finas medias negras provocativamente y pidió un cigarrillo rubio. Tras encenderlo y darle una profunda calada, empezó a hablar:

“¿Que si yo le maté, agente? Sí, yo fui.

El puñal atravesó su carne con una facilidad asombrosa. Cuando su cuerpo inerte se desplomó, la tranquilidad me invadió. Abrí mi mano derecha y el arma cayó al suelo. Por fin me había librado de él. No, no toqué nada en el despacho. Simplemente me acerqué al cuarto de baño para lavarme un poco pues su sangre me había salpicado. Acto seguido me dirigí al garaje a por mi coche y conduje hasta mi casa.

¿Mi móvil? Hacía tres años que trabajábamos juntos y día tras día mi odio se había ido incrementando progresivamente. No soportaba sus aires de prepotencia ni mucho menos aquel acento francés con el que pretendía impresionar a nuestros clientes ¡Si supieran que había nacido y crecido en aquel mismo barrio, el más céntrico de España! Luego se jactaba de hacer las mejores ventas y emitía aquel sonido tan extraño que, supongo pretendía simular una risa ¡Tendría que haberlo hecho mucho antes!

¿Que si esto es mi confesión? Por supuesto, agente, a eso he venido ¿Dónde tengo que firmar?”

Geno M