El lunes nos pasamos todo el día fuera. Pedimos el pic-nic en el hotel y nos desplazamos al sur de la isla donde se encuentran las playas más largas y de arena más fina de la isla. Primera parada, Costa Calma, pueblecito de casas blancas con una playa kilométrica de arenas blancas y aguas transparentes. Una suerte las nubecillas que de vez en cuanto se interponían entre nosotr@s y el sol porque si no, hubieramos salido de allí achicharrad@s. Cuando se acercaba la hora de comer decidimos cambiar de ubicación así que, tras pararnos a tomar una cervecita fresca en Jandía nos internamos en la playa de El Matorral donde dimos buena cuenta de los tristes sandwichs (tristes por el poco relleno que había entre pan y pan), manzana y agua ya caliente que nos correspondían. Un largo paseo por la orilla nos permitió caminar con los peces rodeando nuestros pies.
Y después de expedición, de expedición en busca de una playa que a veces divisabamos de lejos pero que nos resultaba imposible encontrar su acceso. Una queja a presentar: malas indicaciones en las carreteras. Después de muchas vueltas por fin conseguimos llegar a la Playa de Sotavento, donde a principios de verano creo, se celebran los campeonatos de windsurfing. Además parece ser que cuando la marea sube en esta playa no tapa toda la arena sino solo una parte con lo que queda como un islote enmedio de ella (espero haberme explicado que no se, no se) Y como buena playa de windsurfismo el aire nos rodeaba y nos bañaba en arena. De camino a Caleta, una parada en Pájara. Una curiosidad, parecía un pueblo fantasma, ni un alma se veía por la calle más que estos seis turistas atrevidos, jejejeje.
El martes, ya sin coche, nos subimos a la guagua para visitar la capital: Puerto del Rosario. Pasamos por el puerto, vimos la playa y visitamos el museo de Unamuno. También nos hicimos fotos en el Monumento a la Cabra situado frente al Ayuntamiento de la ciudad.
Y con esto acabaron nuestras correrías a lo largo y ancho de la isla. El resto de los días los dedicamos a recorrer Caleta de Fuste, visitar su playa, comprar recuerdos y algún regalillo para la gente que se quedó aquí.
El viernes, para despedirnos bien, después de nuestro último desayuno y antes de recoger nuestras cosas nos dimos una buena caminata por el paseo marítimo.
La suerte quiso que esta vez el avión llegara puntual lo que nos permitió tomarnos un tiempito para saborear una sidra antes de llegar a casa, ya en nuestra tierra.
5 gotitas:
Que chulo ese mar tan cristalino?
Veo que os lo pasaistes de muerte, HE?
Es una pasada ir caminando por el agua y verte los pies y además, rodeados de pececillos, jejejejej
Ya echo de menos el verano y todavía no me he puesto un jersey.Por lo menos nos quedan las fotos del mar y el sol.
Joé que triste es el otoño.
unas vacaciones con amigos en un lugar tan paradisiaco tiene que ser una experiencia inolvidable, a pesar de las dificultades que pueda haber con la falta de indicaciones y eso. luego se recuerda todo como una anécdota, jejeje.
Aqui en Gijón todavia hace solecito pero ya no está pa manga corta, Inma. Habrá que conformarse ocn las fotos, sí
La verdad, Chema, en el momento hasta nos cabreamos unas con otras pero ahora nos partimos de risa recordando las vueltas que dimos pa encontrar el puñetero camino, jajajajajja
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