jueves, 28 de abril de 2016

Relato: El acantilado

Lo que más le gusta de las noches de tormenta es subir a la buhardilla y asomarse al ventanuco que da al mar. Contempla el cielo ennegrecido y la lluvia golpeando el paisaje con verdadero arrobo. Aunque el ruido de las nubes chocando entre sí le sobresalta, no tiene miedo. Es más, le gusta la sensación.
La imagen que más le impresiona es la de los rayos impactando contra el rocoso acantilado a pocos metros de la mansión. La luz eléctrica ilumina el paisaje durante breves segundos proyectando tenebrosas sombras que hacen volar su imaginación.
Contrariamente a lo que pueda parecer, este espectáculo no hace que se desvele. Una vez que se retira a sus aposentos y se resguarda bajo las pesadas mantas disfruta de un sueño reparador.
A la mañana siguiente, aún siendo el mismo paisaje, lo que se ve a través del cristal de la ventana es totalmente diferente. El acantilado ya no resulta tan aterrador sin los rayos cayendo sobre él. De todas maneras el niño se sigue sintiendo fascinado por aquel corte vertical de la tierra. Quizá sea porque tiene terminantemente prohibido acercarse allí.

Le dicen que es muy pequeño aún para alejarse tanto de la casa y como eso no resulta, le intentan asustar hablándole de extraños monstruos que habitan entre las rocas. Pero él no se cree nada. Y es que, cuando creen que él no escucha, que no se entera, hablan de otro niño que él no conoce, mientras la madre solloza y el padre intenta consolarla.

Texto y fotos: Geno Mesa

4 gotitas:

chema dijo...

los acantilados son bellos y al mismo tiempo peligrosos. muy bonito el relato y las fotos. son de asturias, verdad? para ver acantilados no tienes que irte muy lejos. ;)

Geno dijo...

Son muy bonitos pero mejor vistos de lejos jajajjaja Sí, de Gijón

Zelgadiss dijo...

Pues que final mas triste, oiga! T_T
Pero aún así me ha gustado el relato.

Geno dijo...

A veces, me quedan así jeje. Me alegro que te haya gustado de igual manera