martes, 1 de noviembre de 2011

La marioneta (II)

Por si os apetece leerlo de un tirón, la primera parte está aquí.


Un buen día entró en la vieja juguetería una señora muy elegante cargada de joyas y vestida con ropajes muy caros. Se identificó ante Manolo como la Señora Engracia, coleccionista de juguetes y se puso a observar atentamente a todos y cada uno de los elementos que poblaban el local. Cuando sus ojos se posaron en Lita no pudo reprimir un gritito de emoción y alegría ¡era la muñeca que tanto tiempo llevaba buscando para completar su colección de marionetas!
Manolo cogió a Lita con sumo cuidado y la empaquetó con mucho cariño. No es que le hiciera gracia venderla ¡llevaba tantos años en su escaparate! Pero el negocio no iba demasiado boyante y el dinero que le darían a cambio de la muñequita le vendría muy bien.
Lita se acomodó en la caja donde la habían metido y, nerviosa, esperó el momento de llegar a su nuevo hogar.
No es capaz de calcular el tiempo que pasó, incluso puede que se quedase dormida, hasta que la tapa de la caja se abrió y pudo echar un vistazo alrededor y observar a dónde la habían llevado. La muñeca no podía dar crédito a lo que sus ojos veían. Nunca, ni siquiera en la tienda del señor Manolo, había visto tanto juguete junto. Ávidamente recorrió aquellas estanterías y vitrinas en busca de alguien conocido, quizá encontrara... ¡sí! ¿Era cierto lo que estaba viendo? Allí estaban sus antiguos compañeros del teatrillo: la Bruja Piruja, el Lobo Romualdo y el joven Valiente ¡Ojalá doña Engracia la colocara allí, a su lado!

Pero no, la señora tenía otros planes para Lita. En un rincón privilegiado de la habitación una vitrina especial esperaba a que la marioneta se instalará allí. Un lugar privilegiado, sí, pero solitario...
Una de las cosas que más le gustaban a la muñeca tanto del teatrillo como de la tienda de Don Manolo era estar rodeada de otros muñecos como ella con los que poder intercambiar experiencias y conocimientos cuando las luces se apagaban. Y sí, allí rodeaba estaba pero sola, encerrada en aquella caja de cristal desde donde todo lo veía pero como una simple espectadora.
Y así fueron pasando los días para Lita que cada vez se apagaba más. A pesar de la restauración a la que había sido sometida que la había dejado como nueva, ni sus ojos brillaban tanto como antes, ni su sonrisa lucia tan bonita.
Geno Mesa.
Fotos: la primera cogida de la red y la segunda por cortesía de Candela

6 gotitas:

chema dijo...

vaya, esa señora era una genuina amente delos juguetes, y seguramente puso a la marioneta lita en un lugar privilegiado para ensalzarla, pero no era lo mejor para ella.
geno, espero que el relato tenga una tercera parte para que el final sea feliz. y si el relato acaba así tal como lo habías escrito, lo siento mucho, te aguantas y le escribes otra parte más! :D

Bertha dijo...

OH OH OH...QUE CHULADA DE HISTORIA, NO RECUERDO A VER LEIDO LA PRIMERA PARTE, PERO AHORA LAS HE LEIDO LAS DOS Y ME ESTA GUSTADO, NO TARDES MUCHO EN ACABARLO, VALE.

BLAS dijo...

Ya era hora!! Estaba esperándola.
Es preciosa esta historia, y las fotos además que la acompañan le hacen justicia.
Pero digo lo que Chema: Habrá una tercera parte???

Geno dijo...

Habrá, habrá tercera parte, tranquil@s, lo que no se es cuando...
Gracias, me alegro que os siga gustando

Zelgadiss dijo...

Geno chan, qué tristez!!!!

(Se me había pasado comentar este post) o///O

Geno dijo...

Pobre Lita ¿verdad? Esperemos que en la tercera parte le vaya un poco mejor ;-)