martes, 29 de abril de 2008

Mucho mucho ruido, tanto tanto ruido ...

No se si a vosotr@s os pasará lo mismo pero justo el día que planeas dormir la mañana hasta que te hartes alguien ha planeado obras. Obras ruidosas desde luego. Eso fue lo que me pasó a mi ayer. Después de haber salido viernes y sábado, un@ tenía un poquitín de sueño atrasado y decidió recuperarlo en la noche y mañana del domingo al lunes (una de las ventajas de estar al paro, que alguna tiene) Misión imposible.
Además de no ser la primera vez que me pasa, siempre es lo mismo. Empiezan a golpear y hacer ruido a eso de las 8 de la mañana, hora un tanto intempestiva a mi entender. Intentas superar tanto escándalo y lo que consigues es hartarte de dar vueltas en la cama, pero aún así te resistes a levantarte. Pero los minutos avanzan, el sueño no vuelve a ti y lo único que estás consiguiendo es un tremendo dolor de cabeza.
Por fin decides rendirte a la evidencia: aunque quieras y te caigas de sueño, no podrás refugiarte en los brazos de Morfeo de nuevo, así que optas por levantarte. Después de la visita obligada al baño, te diriges a la cocina, preparas el desayuno y cuando te dispones a dar buena cuenta de él ¿qué demonios ha pasado? Hay algo en el ambiente que no cuadra … ¿qué será? Estás desayunando en el mismo sitio de todos los días, con el mismo menú de todos los días y la tele en el mismo canal que todos los días. Entonces ¿qué es? Escuchas lo que dice la tele … ¡Ah! Es eso. Palabras clave: escuchas lo que dice la tele. Es decir, ya no hay ruido. Ahora que llevas una media hora en pie, ya totalmente despejad@, los currantes han decidido hacer voto de silencio. Y lo que es aún mejor, no sonarán los martillos hasta el día siguiente por la mañana.
Y digo yo ¿no habría una manera, un método de trabajo en el cual las actividades ruidosas fuesen dejadas para última hora de la mañana y se comenzara en relativo silencio? Creo que así todos seriamos más felices … al menos, yo sí lo sería, jejejejeje.
Ciao