Los domingos, como ya venía siendo costumbre, mientras sus padres tomaban el aperitivo después del paseo mañanero y antes de comer, Ge se acercaba al kiosko rauda, veloz y llena de ilusión. El encargo era todas las semanas el mismo: el periódico, la revista Lecturas y un tebeo para ella. Sí, sí, en aquella época se llamaban tebeos, no cómics ni novelas gráficas.
El kioskero, que ya conocía a la muchachilla, le tenía preparada la prensa y esperaba paciente a que ella decidiera qué historietas se llevaría. La elección no era fácil pues, si por ella fuera, se las hubiera llevado todas. Se reía mucho con Mortadelo y Filemón, le encantaban Zipi y Zape pero sus favoritos sin duda eran la revista Lily y la revista Esther. A través de ellas se metió en el mundo de Esther, Rita, Doreen, Juanito, disfrutó y sufrió con sus aventuras y desventuras. En otras páginas también estaban la modelo Jana y la joven Gina. Ge no tardó en enterarse de que ambas salían de la misma mano que Esther, la de la dibujante catalana Purita Campos.

Con el paso de los años todas estas aventuras quedaron un poco apartadas pero nunca olvidadas. Ge las releía cada cierto tiempo disfrutándolas como la primera vez.
Con la era de internet, un día por curiosidad busco en Google "Esther y su mundo" y llegó a un foro lleno de fans como ella. Allí conoció a mucha gente e hizo grandes amigas tanto virtuales como en persona. Luego llegó la reedición, las nuevas aventuras y ¡como no! el encuentro con Purita. La primera vez necesitó de un desplazamiento. Las estherianas, así es como se llaman las fans de la obra de la dibujante, cogieron el coche ni cortas ni perezosas y fueron a ver a la persona que con sus dibujos les había hecho pasar tan buenos momentos en su adolescencia. Luego vendrían otros porque Purita era una persona cercana, muy agradable y muy cariñosa con todos sus fans.
Hoy Purita nos ha dejado y l@s estherian@s, como Esther, Gina o Jana, nos quedamos un poco huérfan@s. Gracias, Purita, gracias por todo, por los buenos ratos leyendo los tebeos, por los buenos ratos en tu compañía y por todas esas amistades que Esther unió.