Martina es la hija del director del hotel Ritz de Madrid. Allí pasa su infancia, pinta sus cuadros, acude a su primer baile, conoce a su primer amor... También ayuda a su madre y amigas con las obras benéficas que postula el padre Eugenio.
Corren los años 30 y se proclama la República. Ese hecho provoca revueltas y en ellas, la quema de iglesias. El cura rescata de un convento tres cuadros de las llamas y eso les pondrá tanto al padre como a las mujeres en un debate entre hacer lo correcto o saltarse la legalidad para ayudar a gente con pocos recursos.
Es una bonita historia con amores, desamores, desengaños y misterios. También es una gran fuente de información sobre los hechos históricos que acontecieron con el cambio de régimen en aquella época. Sin embargo una cosa no me pega bien con la otra. Ambos temas, la vida de Martina y la historia de España, son muy interesantes pero juntos no encajan bien. Los acontecimientos que rodean a la instauración de la República desvirtúan un poco el resto de la trama, hacen la lectura un tanto densa y se pierde interés en las aventuras y desventuras de Martina y compañía.
Aún así el libro es muy interesante y aunque te pase como a mi, querrás terminarlo para conocer la resolución de los frentes abiertos.
Aún así el libro es muy interesante y aunque te pase como a mi, querrás terminarlo para conocer la resolución de los frentes abiertos.
Puntuación: 3/5
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