(Hubiera sido más apropiado publicarlo ayer pero ¡para qué os voy a mentir! se me pasó totalmente ^_^)
Anita siempre había sentido especial fascinación por esa fiesta que veía en las películas y que llamaban “Halloween”. Los niños se disfrazaban de brujas, fantasmas, vampiros y demás seres tenebrosos e iban de casa en casa diciendo una frase a modo de saludo para que sus vecinos les dieran caramelos ¡Caramelos! Con lo que a Anita le gustaban. Sobre todo los de limón ¡eran sus favoritos! Lo cual era una suerte porque a la mayoría de sus amigos les gustaban los de fresa así que raras veces tenía que pelearse con ellos para llevarse su sabor preferido.
Anita siempre había sentido especial fascinación por esa fiesta que veía en las películas y que llamaban “Halloween”. Los niños se disfrazaban de brujas, fantasmas, vampiros y demás seres tenebrosos e iban de casa en casa diciendo una frase a modo de saludo para que sus vecinos les dieran caramelos ¡Caramelos! Con lo que a Anita le gustaban. Sobre todo los de limón ¡eran sus favoritos! Lo cual era una suerte porque a la mayoría de sus amigos les gustaban los de fresa así que raras veces tenía que pelearse con ellos para llevarse su sabor preferido.
Cada
vez que se acercaba dicha fiesta soñaba a diario con vivirla en primera
persona. Así durante unos eternos 6 años.
Este
año por fin su sueño se haría realidad. Sus tíos Enriqueta y Felipe se habían
ido a vivir a EEUU tiempo atrás y con ellos su prima Elenita que había
insistido hasta la saciedad para que Anita la visitara en Halloween. Y después
de mucho suplicar, ese día había llegado. Menos mal, porque con 11 años a Anita
la niñez se le escapaba y aunque había adultos que también participaban en el
“truco o trato” ella estaba segura de que ya no sería lo mismo.
Lo
tenía todo preparado. Se había hecho con el disfraz de bruja perfecto, con su
gorro puntiagudo y su escoba voladora. Para completarlo, Elenita le aguardaba
con un cesto en forma de calabaza donde recoger las golosinas que le dieran.
Sentía que la emoción no le cabía en
el pecho pero estaba segura que no sería nada en comparación con lo que
sentiría al pulsar el primer timbre.
2 gotitas:
qué chulo el relato y la brujita que has dibujado! a los niños les gusta el halloween, cuando sales a la calle se nota el ambiente... a ver si me pongo yo a escribir mi relato!
Una fiesta es una fiesta y si encima hay disfraces ¡mola más! jejejeje ¡Gracias! Ya me atrevo con todo en cuestión de dibujos jajajjaja
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