Y, de
repente, todos nos volvimos instrumentos en sus manos. Tardamos en darnos
cuenta, así de sutil era. Sabia muy bien qué argumentos emplear, qué actitudes
harían que nos confiáramos y creyéramos todo lo que él decía. Es posible que
también influyeran las ganas que teníamos todos de recuperarlo, de que volviera
a ser el chico que era apenas un par de meses antes. La vida le había golpeado
duramente pero él, en lugar de intentar salir adelante, de enfrentar la
realidad, se había acomodado en su papel de víctima.
- Necesito tiempo, más tiempo – decía con los ojos llorosos
y todos le creíamos.
Claramente
había llegado a la conclusión de que era más fácil tenernos a su servicio al
precio que fuera antes que luchar.
Fue duro
descubrirlo, darnos cuenta de que a pesar de sus promesas no tenía ni la más
mínima intención de cambiar de actitud.
Fue duro,
duro y doloroso entender que sus lágrimas hacía tiempo que eran de cocodrilo y
que sus lamentos ya no eran reales.
Fue duro
tomar la determinación de apartarnos de él, de no volver a caer en sus trampas,
enfrentarse y hacerle ver que estaba solo, que nos negábamos a seguir siendo
marionetas en sus manos.
Parece
que ha surtido efecto, que ha recapacitado y vuelve a ser él mismo o al menos
se acerca. Aún así todavía no hemos vuelto totalmente a su lado. No nos fiamos.
Ahora los que necesitan tiempo para recuperarse somos nosotros.
Geno Mesa 11-8-2016
4 gotitas:
muy buen relato, geno. veo que lo has escrito hace apenas cuatro días. pues sí, una persona tóxica, ya sea por ser victimista o manipuladora o cualquier cosa así, desgasta mucho a quienes tiene alrededor.
Pues sí, al cabo de un tiempo acaba el que intenta ayudar peor que el otro :-(
Jejeje, esto ha sido un "escribo-publico" ¡Gracias! Me alegro que te haya gustado
Por desgracia hay gente así... buen relato, tiene mucha verdad.
¡Gracias, Zel! Pues sí, y nadie está libre de cruzarse con alguno así... :-/
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