El
sonido fuerte y seco de los primeros petardos avisan al pequeño pueblo de que
falta una hora para la misa que da inicio a la celebración del día grande de
las fiestas patronales un año más.
En
cada casa las familias se afanan en dar los últimos toques a su aseo personal y
a las ropas nuevas. Y es que si alguien el día de la fiesta no estrena modelito
puede dar por seguro que se convertirá en la comidilla de la parroquia por
varios meses.
Con
una perfecta sincronización que se pensaría preparada, la gente empieza a
desfilar de su casa a la plazoleta que hay delante de la iglesia. Allí
aprovechan para saludarse y ponerse al día de los últimos cotilleos hasta que
el cura los llama al orden. La ceremonia debe comenzar. La charla puede
proseguir tras el servicio y la procesión.
Se
acerca la hora de la comida. Los encargados de prepararla corren a sus casas a
dar los últimos toques al asado y comprobar que los bizcochos han subido bien.
Para una vez al año que reciben invitados no pueden quedar mal. Mientras, el
resto se reúne en el único bar del pueblo a tomar un aperitivo que les abra el
apetito. No deja de ser una excusa como otra cualquiera para continuar la
charla anteriormente interrumpida por el párroco.
Poco
a poco el bar se va vaciando a la par que se llenan las casas. Las familias se
apretujan alrededor de mesas de comedor poco acostumbradas a tener tanta gente
a su vera. Hay lugares en los que los niños deben comer en una mesa aparte
puesto que no caben todos en la misma.
La
sobremesa se alarga durante horas. No hay prisa, hoy no hay siesta ni tareas pendientes.
Se han cuidado mucho de dejarlo todo hecho para poder disfrutar del día de la
patrona sin preocupaciones.
Una
nueva salva de fuegos anuncia que el baile está a punto de comenzar. La
orquesta está lista para hacer que grandes y pequeños muevan el esqueleto al
ritmo de los éxitos del momento y algún que otro del pasado.
Los
niños impacientes corren en avanzadilla hacia la explanada de las afueras del
pueblo donde se han montado el escenario y una barraca que calmará la sed de
los incansables bailarines que no pierden pieza.
Las
horas transcurren rápidas y sin apenas darse cuenta llega la medianoche. El
oscuro cielo del pueblo tan solo marcado por unas docenas de estrellas se llena
de ruido y luces con los fuegos artificiales que anuncian el fin de fiesta.
Tras
las despedidas con las consiguientes promesas de reencontrarse al año siguiente
las familias se van dispersando cada una hacia su casa donde aún alargan un
poco más la velada comentando las incidencias de la jornada.
Cansados
de tanto trajín pero felices, todos duermen con una sonrisa en la boca. Al día
siguiente cada cual volverá a los quehaceres y rutinas de cada día descontando,
eso sí, los días que faltan para la fiesta del siguiente año.
Geno Mesa 24-01-2016
7 gotitas:
estupendo relato, que me ha trasladado a ese ambiente de los pueblos, donde todo el mundo se conoce. y la foto de los fuegos artificiales, que deduzco por la firma que la hiciste tú, es preciosa!
Muy bien contado, me lo puedo imaginar perfectamente mientras lo leo. ^_^
¿Ha quedado bizcocho de ese que dices? Mmmmm!!!
¡Gracias Chema! Me he basado para escribirlo en la fiesta de mi pueblo a la que íbamos cuando eramos niñas. De mayores también fuimos algún año pero ya no era lo mismo jejeje. Si, la foto es mía, de lo más decente que pude hacer el día de los Fuegos de Gijón jejeje
Bien, me alegro, Zel, de eso se trata ¡Gracias! (me temo que no, no queda ni una miga, estos de los pueblos que comen como limas XDDDD)
Muy bien plasmado el ambiente y el ritmo de una fiesta patronal. Me ha encantado la sobremesa sin prisas...
Besicos.
Qué decir que no hayan dicho ya los anteriores comentaristas. Me ha encantado :)
Ohhh, me ha parecido estar viendo alguna típica fiesta rural, qué bien descrito. Llevo mucho tiempo sin entrar por aquí porque he tenido problemas informaticos,pero espero volver a meterme de lleno en tu nube. Un besito, guapa.
Como se disfrutan esas sobremesas ¿verdad? ¡Gracias momentoparapensar!
¡Gracias Gen! Me alegro que te guste :-)
¡Gracias, Merchi! Bienvenida de nuevo, ya sabes que tienes tu huequecito aquí, sin problema
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