sábado, 26 de julio de 2014

Un premio con "entrevista"

Bertha desde sus Recuerdos de ayer y hoy, me concede este premio ¡Gracias!
1) ¿Cómo definirías tu blog? Un batiburrillo de cosas que me gustan e interesan.
2) ¿Cuánto tiempo dedicas al blog a la semana? Ninguno especifico, unas veces más y otras menos. Pregúntale a la inspiración y a las ideas ;-)
3) ¿Cuál es la entrada que más te gusto escribir? Cuando decido escribir sobre el tema que sea lo hago porque me gusta y me apetece así que supongo que todas las entradas son escritas con mucho gusto :-D
4) ¿Y la que más te costó? En cuanto a los temas, pues a la pregunta anterior me remito. Sí puede haber momentos en que las frases no salen y me quedo atascada pero es el momento de dejarlo y retomarlo más tarde, ya saldrán.
5) ¿La que te gustaría escribir y aún no has hecho? Pues las crónicas sobre mi viaje a Japón pero ¡claro! para eso tengo que viajar allí primero jajajajaja.
6 ) ¿Quién te gustaría que te siguiera si no lo hace aún? Estoy encantada con todos mis seguidores y quien quiera venir está invitado, no tengo ninguna preferencia.
7) Cada vez que escribes una entrada ¿piensas que desnudas un poco tu alma? En unas sí y en otras no, según la temática.
8) ¿Cuál es tu blog de referencia? De todos los que sigo aprendo algo y tomo nota.
9) ¿Te gustaría vivir solo del blog? Jajajaja, pues estaría muy bien pero no creo que mi nube vaya por ese camino...
10) ¿Qué es lo que más te gusta de tu blog? Pues todo, lo tengo a mi gusto y cuando algo deja de gustarme o me cansa, lo cambio y ya está jejejeje.
11) ¿Cuál de tus entradas está basada en recuerdos más antiguos? Pues así de golpe me viene una de mi cumpleaños que puse una foto mia de bebé :-D

sábado, 19 de julio de 2014

Rescatando relatos: Ranas

Charlie estaba emocionado. Este era su momento favorito de los quince días que pasaba desde hace ya cuatro veranos, en el campamento Frog’s Hunter. Haciendo honor a su nombre, esa noche se dirigirían al pantano situado en el centro del bosque colindante a cazar ranas. Poco antes de la medianoche se reunieron todos provistos cada uno de una linterna y un cesto.
—No os separéis y permaneced en la orilla del pantano. No os preocupéis por perseguir a las ranas. Ellas acudirán a la luz de vuestras linternas.
Fueron algunos de los consejos que les dieron los monitores antes de partir. Se repartieron en cuatro grupos, uno por cada cabaña de que constaba el campamento, con un monitor y emprendieron la marcha.
Se internaron en el bosque por un angosto sendero a veces casi impracticable debido a la maleza que lo rodeaba. En cuanto avanzaron unos metros empezaron a oir el croar de las ranas. A Charlie le latía el corazón aceleradamente.
—El año pasado conseguí cazar dos— calculaba en su mente— esta vez tengo que superarme.
Llegaron a un claro en cuyo centro se hallaba el pantano.
—Recordad todo lo que os hemos dicho— insitieron los monitores— Lo más importante: ¡No os separeis!
Charlie comenzó la busqueda. Se acercó a la orilla con mucho cuidado mientras desplazaba la luz de la linterna sobre las rocas, de un lado a otro. Fue entonces cuando la vió. Era la rana más grande que se había encontrado nunca y del verde más brillante que podía existir. No solo eso, su croar sonaba como una canción envolvente. Tan ensimismado estaba con su descubrimiento que no se percató de que su grupo se había alejado. Como la rana no se acercaba a su luz, intentó aproximarse aún más pero su pie resbaló en una de las piedras y quedó enredado en una raiz. Gritó pidiendo ayuda pero sus compañeros ya se encontraban lejos y no le oyeron. Charlie comenzó a sollozar.

— No llores, chiquitín— le susurró una voz melodiosa.
—¿Quién habla?— dijo Charlie mirando a su alrededor.
Entonces la vió, allí, a su lado, sonriendo e intentando animarle. Era la rana que había estado persiguiendo.
—No te preocupes, enseguida vendrán a buscarte.
—Pe-pe-pero… pero las ranas no hablan.
—¿Cómo que no? ¿Entonces que es esto que estoy haciendo?
—Debo estar volviéndome loco…
—Quizá a quien le cuentes esto piense así, pero puedes estar tranquilo—replicó la rana—Simplemente vi que me perseguías y que por culpa de eso te diste un resbalón. Creo que me corresponde ayudarte, me siento un poco culpable.
Charlie no recuerda cuanto tiempo habló con la rana ni en que momento se quedó dormido… o desmayado. Solo notó, al cabo de lo que él cree apenas unos minutos, que alguien lo agitaba y gritaba:
—Charlie, Charlie ¡¡Aquí está, le he encontrado!! ¡¡Está bien!!
Por supuesto cuando Charlie contó su aventura con la rana, como le había ayudado dándole ánimos y acompañándole, nadie le creyó pero él nunca olvidaría como le sonrió y guiñó uno de sus grandes y saltones ojos cuando se lo llevaban en la camilla camino del campamento. Estaba convencido de que una noche de estas acudiría a visitarlo, para ver si se había recuperado.

Geno Mesa
Dibujo: tomado de la red

domingo, 13 de julio de 2014

Más encargos

Otro conjunto de monedero y funda de gafas.
Aquí una bolsa para guardar los zapatos de claqué.
Y unas fundas para móviles. Esta con cordón para colgar del cuello.
Y esta otra multicolor.

sábado, 5 de julio de 2014

En mi calle

Hace unos años, concretamente en junio del 2008 y con motivo del aniversario de la película Grease publiqué este post aquí en esta nube
"En mi pequeña calle sin asfaltar había un local de reunión de cierto partido político, ahora en el Gobierno. La parte de delante la ocupaba un bar donde vendían las cebolletas en vinagre más ricas que he comido en mi vida y en la parte de atrás, los viernes creo recordar, con una pantalla y unas cuantas sillas, montaban una sala de cine, donde nos reuniamos niños y padres del barrio a disfrutar de una película. Y ahí, con unos nueve años, ví "Grease" por primera vez. Me encantaron las canciones, los bailes y el argumento, esa historia de amor. Me encantó Sandy, en camisón por el jardín confensando "I'm hopelessly devoted to you". Al poco tiempo volvieron a proyectarla y salí muy enfadada de allí puesto que habían cortado ese momento, mi favorito."
¿Que por qué recuerdo esto ahora? El otro día mi amiga Silvia me dijo que cerrara los ojos y puso un bote bajo mi nariz para que lo oliera. Al primer segundo me vi transportada a ese bar, a ese cine y, por supuesto sobre todo, a esas cebolletas en vinagre. Han pasado muchos años desde aquello y son muchos los encurtidos que he probado pero muy pocas veces he dado con ese olor y ese sabor. 
No se exactamente si trajimos aquellos años al presente o más bien nos trasladamos ambas allí, pero no cabe duda de que por un momento volvimos a ser aquel par de niñas sentadas en la Ribagorza y disfrutando de la cebolleta interminable.