miércoles, 30 de julio de 2008

Y después he leído unos tebeos ...

¿Por qué la gente no se molesta en leer? Y no me refiero al último best seller publicado, ni a los diarios o las revistas del corazón que pueblan nuestros quioscos, ni siquiera a unos tebeos. Me refiero a los carteles que nos rodean en la vida cotidiana.
Cuando se va a comprar a un centro comercial, a la entrada de los pasillos unos enormes cartelones nos indican los productos que podemos encontrar a lo largo de ellos. Pero ¡claro! debe ser más cómodo preguntar y que alguien lea por nosotros. Aunque puede suceder que la persona a la que interrogamos, por mucho que vaya vestido de uniforme y sea trabajador de la empresa, solo esté en esa zona de paso y tenga tanta idea como nosotros.
Cuando cada mañana abres el mostrador de la tienda, has de asegurarte de que todos los productos tengan su cartelito con el nombre, procedencia y precio. Pero nos pasamos el día recitando cifras que, en ocasiones, hemos de consultar porque no nos los sabemos todos de memoria ¿Por qué no realizar un pequeño esfuerzo y fijarse un poco a ver si, junto al producto deseado, se encuentra dicha información?
No me extraña que las estadísticas digan que en España se lee poco. Si cuesta tanto trabajo leer unas pocas palabras ¡como enfrentarse a un libro de más de cien hojas!

sábado, 26 de julio de 2008

Morena mia ...

¿Qué es lo que hace que una canción se instale en nuestra mente y no seamos capaces de librarnos de ella? ¿Quizá una palabra que hace un clic en nuestro cerebro? ¿Una nota musical que resulta adictiva? ¿Qué es lo que hace que una canción sea pegadiza?
Seguro que os ha pasado en más de una ocasión. Alguien dice una palabra que os recuerda una frase, o escucháis la propia frase o un algo que os la trae a la memoria. Y entonces, a cada poco, os sorprendéis a vosotr@s mismos cantando incesantemente esa melodía.
Otra característica de este fenómeno es que normalmente no te pasa con una de tus canciones favoritas, sino que suele ser una que no solo no os gusta sino que odiáis.
Nos ha pasado esta semana en el trabajo, día tras día. Una canción se ha quedado a vivir con nosotr@s. Por suerte no es una de las que más rabia me de escuchar, incluso podría decir que me gusta ... al menos hasta ahora. Después de este "acoso" no pongo en duda que pueda acabar odiándola.
Así que, en vista de que no me puedo librar de ella y convencida de que, aunque lo haga, llegaré a mi puesto de trabajo y alguien la traerá al recuerdo, he decidido unirme a ella y dedicarle mi entrada del blog.
Aquí os la dejo y si después de haber visto el vídeo, veis que no podéis dejar de repetir "Morena mía", contádmelo. A lo mejor entre tod@s averiguamos porque se pega tanto.

miércoles, 23 de julio de 2008

Más cine por favor ...

El cine (38º Albanta)

A Elsa le encanta ir al cine. Es, para ella, su ritual semanal y no lo cambiaría por nada. Durante la semana trabaja en horario de mañana y tarde en una boutique y algún día queda con sus compañeros para tomar un café al finalizar la jornada y otros, visita a sus padres que ya están algo mayores y la echan mucho de menos desde que dejó su casa. El sábado lo dedica a poner en orden su hogar y, si le queda algo de tiempo, descansa, antes de prepararse para salir por alguna zona de marcha de la ciudad con sus amigas de siempre.
Pero el domingo … el domingo es un día especial, un día especial dedicado solo a ella y a las cosas que más le gustan. Se levanta tarde y cuando le apetece. Odia el despertador que le obliga a abandonar sus dulces sueños y la comodidad de su lecho durante seis días a la semana (sí, sí, el sábado aunque no trabaja también conecta el despertador porque sabe que si no, se levantará tarde). Desayuna tranquilamente y no aprisa y corriendo, mientras se pone los zapatos y comprueba que lleva de todo en su bolso, como hace por semana. Se acomoda en el sofá, hace zapping en la tele y come cuando le da el hambre sin preocuparse de las calorías ni de la conveniencia de lo que se está comiendo. Y después de esto, llega el momento por el que Elsa espera toda la semana. Abre el periódico que ha comprado cuando fue a por los bollos de su desayuno, y se dirige directamente a la cartelera. Allí se deleita leyendo los argumentos de los últimos estrenos y consultando con su estado de ánimo, cuál le apetece más. A veces busca pequeñas salas en las que solo se proyectan clásicos del cine americano y asiste a la proyección de películas que ya ha visto una docena de veces: "Desayuno con diamantes", "La fiera de mi niña", "Lo que el viento se llevó" …
Una vez que se decide se pone cualquier vaquero, cualquier camiseta, coge su abrigo y sale rauda y veloz hacia el cine. No se prepara ni se maquilla. Está harta de hacerlo el resto de la semana para ir a trabajar "Hay que causar buena impresión al cliente" repite constantemente el Sr. López, su jefe.
A partir de aquí todo es maravilloso para Elsa: la cola en la taquilla para sacar las entradas, luego otra para comprar las palomitas y el refresco. No entiende como hay gente que pueda adquirir sus localidades por internet y prescindir de las palomitas. Eso le resta magia al ritual.
Para ella, la entrada en la sala es la entrada en un mundo de fantasía que le aleja de todo lo real y cuando se apagan las luces es como si formara parte de la película que se está proyectando. Elsa ha aprendido magia en Howgrats con Harry Potter y compañía, ha puesto a Dios por testigo de la mano de Scarlett y se hundió en las frías aguas del Polo junto con el Titanic.
Su idilio con el cine lo comenzó viajando al futuro con Michel J. Fox, bailando con Patrick Swayze y preparando cocktails con Tom Cruise. Había perdido la cuenta de las películas que había visto y su colección de entradas apenas ya le cabían en aquella caja de zapatos en la que empezó a guardarlas hace muchos años pues en aquella época incluso iba tres veces a la semana.
Pero todo tiene su fin y llega el momento que tanto teme Elsa. Los créditos empiezan a deslizarse por la pantalla y las luces iluminan la sala. Es la hora de volver al mundo real. Por suerte, la decepción dura poco pues la chica empieza a ilusionarse esperando la llegada del siguiente domingo y pensando en la próxima historia que vivirá aunque solo sea a través de un guión de cine.

domingo, 20 de julio de 2008

Vuelo de tu imaginación en Albanta ...

Corría el mes de octubre de 2007 y, en un momento de turismo por la red, acabé recalando en una página llamada Mipasado. Daban a entender que su misión principal era poder localizar a tus compañeros del colegio e instituto pero era mucho más que eso. Allí podías colgar fotos, escribir un blog y afiliarte a un montón de grupos de diversas temáticas y contenidos. Uno de esos grupos era Albanta. Fuí a conocerlo porque había oido hablar de él a una compañera estheriana y tenía curiosidad. En él los participantes escribían un relato cada semana y luego se votaban entre ellos. El que más puntos conseguía se erigía en ganador y proponía el siguiente tema.
Me apunté y desde entonces cada semana ideo un relato con el que participar en esta especie de concurso. A veces me salen bien, otras no tanto pero paso ratos muy divertidos tanto creando mi historia como leyendo las de los demás y votando. Y no solo eso. Incluso hemos hecho un libro en el que cada uno ha visto publicados dos de sus escritos.
Ahora Mipasado ha cambiado y se llama Wasabi. Ha cambiado su apariencia y su funcionamiento. Ya no es lo que era así que nosotr@s, los albanteñ@s nos hemos mudado de casa pero seguimos dando rienda suelta a nuestra imaginación semana a semana.
Todo esto que os cuento no es más que una introducción por si algún día me decido y empiezo a colgar aqui alguno de esos relatos, al menos los que, a mi juicio, están medianamente bien.

jueves, 17 de julio de 2008

Y gira la noria ...

Hoy mi hermana y yo hemos cumplido con una tradición que, por circunstancias ajenas a nuestra voluntad teníamos olvidada desde hace un par de años. Hemos ido a dar una vuelta ambas las dos por la Semana Negra mirando chiringuitos, comprando libros (uno de fotos aéreas de Gijón, precioso), pasando calor, pisando la playa de Poniente, haciendo fotos y por último pero no por ello menos importante, comiéndonos una ración de churros, jejejejejeje. No es que nos encante ir pero ya que tá ahí, pues habrá que visitarla.
También vimos una exposición de soldaditos de plomo, una de fotografía sobre la violencia y otra sobre un dibujante de cómic.
Resultado: no os podeis imaginar lo que me duelen los pies ahora mismo ¡buffffff!

martes, 15 de julio de 2008

Hoy es un día perfecto ...

Perfecto para haberme quedado en casita y sin salir de mi camita. Menuda mañana de despropósitos. Primero llego a currar y mi tarjeta ¡había desaparecido! Y ahora ¿cómo ficho? Parece ser que me la había dejado en el vestuario ayer. Por suerte estaba bien custodiada por los de Seguridad. Una vez dentro, empiezo con mi tarea y de repente ¡plafff! un montón de cajas por el suelo y la mercancía desperdigada por el mismo; Mis compis que "tú hazlo como te dé la gana" pero luego venga a corregirme y darme órdenes ¡joer, si es como me dé la gana, dejadme a mi como me dé la gana! Así que discusión al canto y mal rollito. Puedo deciros que con uno no me hablé en toda la mañana salvo lo estrictamente imprescindible. Todo eso después del madrugón, que ya digo que el despertador y yo nunca haremos buenas migas, sobre todo si suena a las siete de la mañana.
Por suerte, salí a las tres, lucía el sol y parece que la cosa se ha relajado un poquillo. No ha vuelto a sucederme ninguna "desgracia".

Además, en breve me iré a tomar unos culines a ver si eso me acaba con el mal fario de hoy.

domingo, 13 de julio de 2008

Me gusta comer con las manos ...

Después de un corto día de descanso (pasa volando) y cuatro largos días de trabajo intensivo (con esto de la crisis, en cuanto hay una oferta la gente se vuelve loca ¿no?), llegó el sábado. Y como toda dura tarea debería tener su recompensa, pues me fui de cena. Bueno, vale, no fue exactamente como premio a mi labor. Era algo que por una razón u otra se iba aplazando (parece que no quisieramos ir) semana a semana. Por fin este sábado nos pudimos reunir las seis que debíamos estar. Unas raciones de costillas, chipirones, revuelto, croquetas, todo ello regado con ... ¿sidra, decís? ... pues no, esta vez tocó sangría, cafetillo, chupito y amenizado con mucha charla (menudas somos) y sobre todo, risas y risas, y fotos y fotos.Vintage, Escocia, Aquelarre y Soho fueron nuestros siguientes destinos donde encontramos gente de la que vemos todos los fines de semana, gente que hacía mucho que no veíamos e incluso conocimos gente nueva. No podemos decir que no fue una noche aprovechada. Hasta un sombrero rojo me traje.
Hoy domingo, volviendo a la triste realidad. Preparando el uniforme, el despertador y mentalizándome de que mañana, el muy j...., sonará a las 7 y media de la mañana ¡Con lo poco que a mi me gusta madrugar! Me consolaré pensando en mis tardes libres. Dicen que no hay mal que por bien no venga ¿no? Pues eso.

lunes, 7 de julio de 2008

Saco de mi cartera, una tarjeta y ficho ...

Y otra vez he vuelto al trabajo, otro verano más que la campaña del bonito me reclama. No me extraña que los trabajadores, después de tres semanas o un mes de vacaciones se depriman y tengan la sensación de no haberse ido nunca. A mi me pasó y estuve fuera cinco meses. Empecé el martes y después de media hora era como si nunca hubiera dejado de ir allí. Para colmo, el domingo se abrió y allí me pasé toda la tarde. Lo que me consuela ahora es que mañana ... ¡¡DESCANSOOOOO!!

Cambiando de tema, acaban de traerme "Crepúsculo", primer libro de una saga de la que no he oido más que buenas palabras. El argumento pinta bien así que, cuando acabe "La elegancia del erizo", puede que me ponga ya con él, aunque tengo una buena torre de libros pendientes de lectura.

Ahora me voy a cambiar que el deber me reclama. Esperaré ansiosa las siete de la tarde como primera meta: la hora del café y después, a ver si llegan rápido las diez para venir corriendo a ver CSI. Auguro una tarde bastante aburrida pero, como todo, llegará su fin, jejejeje.